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En la obra, “El balcón” es el nombre de un burdel, una casa de citas con un gran balcón a la calle, al que diferentes clientes, un empleado de la compañía del gas, un empleado de un banco..., acuden para poner en escena sus fantasías eróticas con la ayuda de las prostitutas que trabajan en él. Entre el repertorio de fantasías del burdel, lo que llaman su liturgia, su nomenclatura, 2 encontramos las de representar las tres figuras convencionales del poder y el orden social: el Obispo, el Juez y el General. De manera estricta, codificada, en un escenario perfectamente reglado, las chicas del burdel ejecutan las fantasías que proponen sus clientes para satisfacerles. (leer completo)
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